POSITIVE CONNECTIONS TO CHANGE YOUR WORLD

Home > Artículos > La retórica, el arte del bien decir
dylan-gillis-KdeqA3aTnBY-unsplash

La retórica, el arte del bien decir

La retórica se entiende como el arte del bien decir, mientras que la oratoria es el arte de hablar con elocuencia. Ambas son imprescindibles para nuestra influencia e imagen pública.

 

Los orígenes de la retórica

La retórica se basa todavía hoy en la estructura diseñada por los antiguos griegos. Para ellos, el discurso consta de la inventio (los contenidos) y la dispositio (cómo los contenidos se organizan en una estructura).

El discurso se estructuraba en cuatro partes:

  • el exordium (la parte inicial que intentaba llamar la atención del oyente y presentarle la estructuración de los contenidos),
  • la narratio (la exposición del asunto y la tesis),
  • la argumentatio (la presentación de las razones que sustentan la tesis)
  • y la peroratio (el resumen de lo dicho).

Se trata de una estructura circular que redunda en el mensaje clave para asegurar que se ha captado la información esencial y se ha podido convencer.

 

Efectividad y motivación

La efectividad de la comunicación nace de la buena estructuración del mensaje que queremos transmitir. Tener claro el objetivo y el propósito del mensaje nos ayudará a ser eficaces y a conseguir mayor grado de motivación por parte del receptor del comunicado. ¿Para qué y por qué digo lo que digo?

  • Transmite con claridad los objetivos del mensaje. Sé concreto y específico.
  • Fomenta el feedback del receptor para motivar con el mensaje
  • Genera empatía y un clima de proximidad con tu receptor.
  • Argumenta el discurso con recursos como el storytelling, ejemplos o anécdotas personales que fomenten la identificación de los interlocutores.
  • Incluye a tu audiencia en el discurso, para hacerla partícipe.
  • Usa las palabras mágicas: «gracias» y «por favor».
  • Para fomentar el trabajo en equipo, valora las metas alcanzadas por los demás y agradéceles su esfuerzo.
  • Evita generalizaciones o palabras taxativas como “siempre” o «nunca».
  • No utilices lenguaje negativo: cambia un “pero” por una “y”. El “pero” en comunicación es el borrador universal: Me gustó pero…
  • Espera lo mejor de tu equipo/alumnos, transmite optimismo, piensa en positivo y sé constructivo en tus críticas para fomentar el buen trabajo.
  • Transmite entusiasmo y genera retos alcalnzables y claros. Contagia optimismo, pasión por la excelencia y afán de superación.

 

Las claves del mensaje

Para una buena formulación del mensaje, hazte las siguientes preguntas:

  • ¿Qué quiero decir?
    • Menos es más. Tener clara la esencia del mensaje y saber comunicar de manera sintética es clave. Nos ayudará a centrar nuestro mensaje.
  • ¿Cómo lo voy a decir?
    • Las palabras que usaremos y la estructura de nuestro discurso son esenciales para ser comprendidos, así como la emoción que transmitimos.
  • ¿A quién se lo voy a decir?
    • Tener en cuenta la audiencia, sus percepciones y expectativas, no dar nada por sabido, es clave para la eficiencia del discurso.
  • ¿Qué quiero conseguir?
    • Para qué digo lo que digo es clave en la comunicación. Debemos plantearnos qué acción o pensamiento queremos generar.

 

EL QUE SABE PENSAR PERO NO SABE EXPRESAR LO QUE PIENSA, ESTÁ AL MISMO NIVEL DEL QUE NO SABE PENSAR. PERICLES

 

10 consejos para la comunicación eficaz

  1. Estructura el mensaje de manera sencilla
  2. Habla de manera concreta y específica
  3. Sé breve. Lo bueno, si breve, dos veces bueno
  4. No acumules mensajes. Enfatiza un tema central
  5. Céntrate en el presente (realidad, resultados, éxitos) más que en el futuro (lo que queda por hacer)
  6. Si quieres elogiar puedes apelar a la identidad, pero para dar un feedback de mejora, habla de lo que hace no de cómo es
  7. Utiliza preguntas retóricas en tu discurso para incorporar a tu audiencia
  8. Gestiona bien el equilibrio de mensajes racionales y emocionales
  9. No des nada por sabido, explica bien lo que dices
  10. No utilices palabras técnicas, extranjeras o demasiado complejas

 

Escucha y responde, no hagas monólogos

Escuchar no es tan sencillo como hablar. Nuestra rutina diaria nos impide hacerlo de manera activa. De la misma manera que queremos ser escuchados, debemos escuchar a los demás. La escucha activa nos servirá para obtener nuevas informaciones, aprender y mostrar interés por el otro, incidiendo en los valores de cercanía y mejora continua de la comunicación.

  • Refuerza el discurso del otro, reitera sus palabras o parafraséalas.
  • Asiente, muestra apoyo: “Te escucho, por favor continua”
  • No acabes las frases de tu interlocutor o muestres impaciencia.
  • No hables en pasado, comunícate siempre pensando y mirando al futuro.
  • Si tienes dudas, pregunta. No des nunca por sabida una información y pide cualquier aclaración con fórmulas amables como: «podrías aclararme una duda respecto a…».